miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las Cajas Españolas



¡Viva la República!, ¡Viva!, ¡Viva la Junta del Tesoro!, ¡Viva!

Así comienza el documental titulado “Las Cajas Españolas”, que cuenta la historia de la salvación del Tesoro artístico español, por parte de un grupo de personas de diversas condiciones, creencias y nacionalidades, todos ellos afines al Gobierno de la Segunda República.

En julio de 1936 da comienzo la Guerra Civil española, que se alargaría en el tiempo por tres años, sembrando a su paso la muerte, la destrucción y la miseria. Una de las víctimas de este conflicto armado será el Patrimonio español, por cuya supervivencia y protección velará la Junta de Defensa del Tesoro Artístico, presidida por Timoteo Pérez Rubio.

Desde el comienzo de la guerra, este patrimonio será objeto de destrucciones (como la del Alcázar de Toledo), saqueos y robos de iglesias, y diversas especulaciones, como aquellas que proponían la venta del tesoro artístico español con el objetivo de financiar la contienda.

A principios de noviembre, con múltiples adversidades (bombas, saqueos, pillajes y robos) y ante una posible caída de la capital en manos de los sublevados, el Gobierno de la República acuerda su instalación en Valencia, y se decide que el Tesoro Artístico acompañará siempre al Gobierno allá donde vaya, para que lo que se promulga un Decreto Ministerial.

De esta forma, en noviembre de 1936, algunas de las obras del Museo del Prado parten en el primer convoy hacia Valencia, protegidos por oficiales del ejército. Deberán hacer frente a numerosos obstáculos y peligros, tales como el deterioro de las carreteras, los ataques enemigos, la carencia de suministro de gasolina y de repuestos mecánicos. A ello se unen los incesantes controles y la imposición de una velocidad de crucero en torno a los 15 km/h, lo que frena considerablemente la celeridad del traslado. Una vez en Valencia, las obras son instaladas en la Iglesia del Patriarca y la Torre de Serranos.

Sin embargo, el avance del enemigo obliga nuevamente a llevar a cabo un traslado del Gobierno y el patrimonio, esta vez rumbo a Barcelona. Así, las obras se repartirán en tres enclaves: Castillo de Perelada, el Castillo de Figueras y la mina de talco de La Vajol. 

El esfuerzo y valor de todos los miembros de la Junta no podía luchar contra el irremediable curso de la guerra, que ya tocaba a su fin. De esta forma, el 25 de marzo de 1939, el Comité Internacional se disuelve, tras haber cumplido su última misión, con el traslado de todas las obras a Ginebra.

A pesar que de que el Gobierno de Franco se atribuyó todo el mérito en la salvaguarda del Patrimonio español, lo cierto es que fueron estos hombres y mujeres los que lucharon por la defensa y protección del legado histórico y cultural español.

Triunfaron y sus nombres se olvidaron…pero hoy los recordamos.


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