martes, 24 de septiembre de 2013

El Patrimonio Cultural, víctima de los conflictos armados



Desde que comenzara la Guerra Civil en Siria en enero de 2011, hemos sido testigos de una crisis humanitaria con miles de muertos, millones de refugiados y ciudades gravemente dañadas o destruidas.

Sin embargo, durante los conflictos armados, el patrimonio cultural queda relegado a un segundo plano como consecuencia de la guerra. Por ello, son las instituciones internacionales las encargadas de velar por la protección y salvaguarda de ese patrimonio. 

 
Las ruinas romanas en la ciudad de Apamea han sido objeto de saqueos y robos



De esta forma, la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, hace un llamamiento a los combatientes sirios mediante estas palabras: “Exhorto a todas las partes presentes a tomar las medidas necesarias para evitar que se causen daños adicionales a este patrimonio que se encuentra entre los más preciosos del mundo islámico”.

Se hace necesario dejar de lado las cuestiones políticas y religiosas en la lucha por la protección de un patrimonio que pertenece a un legado cultural de importancia mundial, y no a coyunturas políticas, sociales o económicas. 

Dicho patrimonio está siendo objeto de continuas destrucciones, robos y saqueos. Con el objetivo de acabar con tales violaciones, el Consejo Internacional de Museos (ICOM), organismo dependiente de la UNESCO, ha elaborado una lista con los monumentos y obras que han de ser protegidos por las leyes nacionales e internacionales. 


                 Una de las mezquitas de Aleppo totalmente destruida


Sin embargo, estos planteamientos teóricos quedan muy bien sobre el papel, por lo que habrá que esperar a ver la intervención directa y eficaz de dichos organismos en la protección, conservación y custodia de un patrimonio que corre peligro a diario. 

Resulta paradójico que en pleno siglo XXI, con la tecnología y miles de recursos al alcance de nuestras manos, esta herencia cultural siga estando en continuo peligro. Cabe comentar que, durante la Guerra Civil Española (1936-1939), fueron las fuerzas republicanas las encargadas de velar por la custodia y protección del patrimonio español, en una época de guerra y en clara desventaja con respecto a sus enemigos.

Es obvio que, casi a principios del siglo XX, los recursos militares y tecnológicos no eran los mismos que los de la actualidad. El esfuerzo logístico y humano que desempeñaron los miembros de la República en poner a salvo el patrimonio fue incalculable y desmedido, y más teniendo en cuenta los escasos recursos con los que contaban.

Por tanto, es evidente que los organismos internacionales actuales poseen los medios y recursos necesarios para velar por la protección del patrimonio sirio, poniéndolo en resguardo en la medida de lo posible. 

No obstante, con estas palabras no quiero llamar a equívocos, puesto que solo defiendo el traslado (como último recurso y siempre que sea posible), de dicho patrimonio de manera temporal hasta que se supere la coyuntura bélica. Me refiero a los conocidos como “Museos Expolios”, que como el Museo Británico o el Louvre exhiben tesoros extranjeros a miles de kilómetros de sus lugares de origen. Son muchos los países que reclaman la devolución de su pasado tras décadas de lucha, sin que hayan recibido, por ahora, nada o muy poco de lo demandado.

En definitiva, abogo por una mayor implicación de los organismos internacionales en la lucha por la defensa del patrimonio sirio y unos castigos más severos contra aquellos que atenten contra la cultura, aunque está claro que ahí no reside la solución de un problema que nos afecta a todos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario